El árbol de la vida

Como hemos visto, las células pueden variar cuando crean una copia, y dependiendo del ambiente unas copias viviran más que otras. Estas variaciones se llaman mutaciones y las copias se llaman descendientes.
Este proceso donde los descendientes que se adaptan mejor al ambiente acumulan cambios pequeños hasta hacer un cambio grande se llama evolución por selección natural. Para que este proceso funcione se necesitan las mutaciones, muchas generaciones y un ambiente donde solo algunos individuos puedan sobrevivir.

Por ejemplo, las primeras plantas aparecieron en el agua, como las algas actuales y de alli migraron a la tierra. Eso es un gran cambio, no puede ocurrir de repente pero sí puede ocurrir cuando se acumulan muchos cambios pequeños.
Imaginemos en una zona del mar hay unas algas, parecidas pero con mutaciones distintas. Un día una corriente del mar lleva a algunas a una playa donde cuando la marea es baja las algas están fuera del agua 10 minutos al día. En este nuevo ambiente muchas moriran.
Pero si alguna tiene una mutación que la hace por ejemplo más resistente al sol, sobrevivira y sus semillas creceran alrededor suya donde ya no existen las otras algas que no pudieron sobrevivir. Ahora todas las plantas ahí heredan una pequeña resistencia al sol.

Fig 1: Raices en el mar y cuerpo fuera del mar, posible paso intermedio

Algunas semillas caeran en una zona de la playa con todavía menos agua y mas tiempo al sol. Casi siempre las algas allí morirán pero despues de muchas generaciones, una de estas plantas sobrevivirá 1 hora al día sin agua. Sus descendientes conquistarán una nueva zona de playa, la de 1 hora al dia al sol y sus semillas caerán donde hay todavía menos agua. Y así poco a poco estas nuevas plantas conquistarán la playa y luego el resto de la tierra.

Los primeros animales eran muy simples, como esponjas de mar, no se movían por sí mismos, el mar les movía y traía alimentos a ellos. La presión por encontrar comida y las mutaciones permitieron que aparecieran animales que se movían.

Para encontrar comida los animales necesitaban sentidos, por ejemplo un sensor de luz es muy útil para saber si algo se mueve cerca o si estás cerca de la superficie del océano o no. Sensores de luz primitivos evolucionaron a ojos en peces. Para protegerse los animales adquirieron cáscaras. Para moverse, esqueletos. Ambos construidos del material del fondo marino.

Algunos peces aprendieron a esconderse en las zonas menos profundas del océano donde depredadores más grandes no les podían encontrar. Allí los que conseguían moverse mejor tenían una ventaja, también los que podían sobrevivir fuera del agua por un pequeño periodo de tiempo. Así los peces crecieron piernas.

Fig 2: De pez a reptil

Pronto algunos aprendieron a respirar fuera del agua, aunque necesitaban huevos para sus hijos, y agua para sus ojos. Nuevas mutaciones crean huevos con cáscara dura que podían ponerse fuera del mar. Párpados y pestañear, que nosotros aún tenemos, mantienen el ojo húmedo, como en el mar.

Sabemos todo esto en detalle porque hemos comparado el ADN de todos estos animales y plantas. Vemos que los cambios en el ADN se puede organizar en forma de árbol. Que coincide con cómo los animales han evolucionado en el tiempo. A este árbol le llamamos el árbol de la vida.

Fig 2: El árbol de la vida

Pronto los animales y las plantas habían conquistado el mar y la tierra.

|